Los rociadores automáticos, también denominados sprinklers, están constituidos por una abertura para la salida de agua, un dispositivo de disparo y un deflector que transforma el chorro de salida en una dispersión de agua rociada.

Los rociadores automáticos disponen de un tapón fijado por una cápsula repleta de un líquido al incrementarse la temperatura lleva el agua a ebullición. Cuando esto sucede, el tapón se parte y comienza la rociadura de agua a presión en forma de embudo de agua pulverizada.

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  • El diseño del sistema y su ejecución deben realizarse siguiendo los criterios fijados por la normativa en vigor para el riesgo a proteger
  • Los distintos componentes de la instalación se deben someter a los protocolos de mantenimiento indicados por los fabricantes y señalados en la normativa aplicable en cada caso.

La vida útil de los rociadores automáticos depende, en gran medida, de las condiciones ambientales a las que se encuentran sometidos. No obstante, basándose en la experiencia acumulada se puede decir que los rociadores tienen una vida útil de unos 50 años si son del tipo estándar, de 20 años, si son de respuesta rápida y de 5 años, si son de alta temperatura.

Secuencia de funcionamiento de un rociador automático

Rociadores automáticos

Advertencia de seguridad para los activadores de rociadores contra incendios.

Debido a que los rociadores contra incendios se lanzan con el aumento de temperatura, el humo o el polvo suspendido en el aire no permiten activarlos de forma accidental.

Pero hay que tener muy en cuenta que la suciedad, el polvo, u otros agentes como por ejemplo la pintura, pueden ocasionar el aislamiento de un eslabón fusible o una bombilla de vidrio y poner en riesgo su funcionamiento.

Jamás, en ninguna circunstancia, se debe pintar un rociador contra incendios. Además, es imprescindible comprobar de manera habitual los cabezales de los aspersores para localizar posibles corrosiones y residuos. Si un rociador está muy sucio, envuelto en polvo u otro componente, debe sustituirse.

En caso de que la cabeza solo esté parcialmente cubierta con una leve proporción de polvo, la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego (NFPA) advierte que solamente se puede limpiar la cabeza del aspersor, si dicho cometido puede hacerse sin tocar el mismo. 

Es conveniente recordar que las bombillas de vidrio son delicadas y cualquier colisión, cómo colgar elementos en las cabezas de los rociadores o que un especialista golpee la cabeza de forma fortuita, puede ocasionar un derrame de agua y daños con un coste muy elevado.

Por suerte, hay una manera de parar una cabeza de rociador activada accidentalmente utilizando la herramienta oportuna.

Los sistemas de rociadores automáticos son la principal y más segura línea de protección en cualquier edificio que disponga de ellos, disminuyendo por ello el índice de mortalidad por incendios hasta en un 87% y detener un incendio en el lugar donde se inició el 97% de las ocasiones.

Al contrario de lo que a veces vemos en el cine, los sistemas de rociadores contra incendios no se accionan todos a la vez.

Los componentes de la operación térmica son sencillos pero efectivos, manteniendo así los rociadores cerrados hasta que de nuevo son puestos en funcionamiento por el aumento de la temperatura activando las cabezas de los rociadores de una en una.

Tecnologías sencillas y de confianza como esta permiten que solo los rociadores necesarios para apagar un incendio están activados, impidiendo que las demás zonas de su propiedad sufran daños innecesarios ocasionados ​​por el fuego, el humo, el calor o el agua.

Si necesitas instalar rociadores automáticos en tu vivienda, empresa o comunidad de vecinos, llámanos al teléfono 916782878 o envíanos un correo a info@firext.es.

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