Tener instalado un detector de humo en tu vivienda puede evitar el fallecimiento por inhalación de humo causado por un incendio, según lo indica el informe realizado en 2020 por Mapfre:

“El 65,5% de los muertos en incendio en nuestro país en 2020 fueron por inhalación de humos y gases tóxicos o, lo que es lo mismo, 2 de cada 3 muertos podrían haber tenido la oportunidad de salvarse si hubieran tenido instalado un detector de humos”.

Por lo anterior, es importante disponer en nuestro hogar de un sistema de detección automático de incendios.

El funcionamiento de los detectores de humo es muy sencillo. Cuando el aparato detecta el más mínimo humo lanza una señal de alarma que avisa de su presencia a los ocupantes de la vivienda y les permite reaccionar a tiempo, estando seguros en el hogar, incluso si en ese momento están durmiendo.

Veamos a continuación qué detector de humos es el más adecuado para su instalación en una vivienda, dónde se deben ubicar y cuántos serán necesarios.

Tipos de detectores de humo

El detector doméstico de humo es un pequeño aparato autónomo que no precisa de instalación eléctrica. Los más habituales son los detectores fotoeléctricos o de sensor óptico.

Estos dispositivos funcionan con batería o con pilas que al gastarse emiten un pitido de aviso, aunque para prevenir lo más conveniente es cambiar la pila una vez al año. A su vez, el detector dispone de un botón de comprobación que hay que pulsar con regularidad para asegurarnos de que todo funciona correctamente.

Existen, también detectores especiales para personas con problemas de audición o de visión.

En el caso de estancias con aparatos de calefacción a combustión, chimeneas o braseros, se deberán instalar detectores de monóxido de carbono.

Dónde instalar los detectores de humo en la vivienda

Los detectores de humo domésticos suelen ser fotoeléctricos y se instalan siempre en el techo, estando anclados a éste mediante tornillos que fijan su base.

Esto es así porque en caso de incendio, el humo se eleva extendiéndose bajo el techo, por lo que la posición más adecuada para ubicar el detector es en la parte central de éste. En las esquinas el aire no se mueve, por lo que el detector en esta zona no cumpliría su función.

Para evitar que queden zonas sin cobertura, el detector de humo nunca debe ubicarse a menos de 30 centímetros de paredes, esquinas o de cualquier objeto que pueda obstaculizar el paso del humo. En techos abuhardillados se tiene que colocar cerca del punto más alto y jamás por debajo de 60 centímetros medidos en vertical.

En un piso es muy recomendable colocar al menos un detector en la zona de confluencia de las áreas comunes, es decir, en el pasillo entre la zona de las habitaciones y el salón. Este detector deberá estar alejado de la cocina para evitar posibles falsas alarmas.

Tanto en el garaje como en la cocina deben instalarse detectores térmicos o de llama. En el caso de que haya fumadores en casa, deberemos colocar el detector de humo en una zona alejada de la alta concentración de humo ya que en caso contrario, podemos sufrir constantes falsas alarmas.

Tampoco es conveniente ubicar el detector en el cuarto de baño, ya que es un lugar en el que se suele acumular vapor, ni cerca de ventiladores o calentadores que podrían cambiar la dirección en la que corre el aire, con lo que los detectores de humo no podrían cumplir su función.

¿Cuántos detectores de humo debo instalar en la vivienda?

Como mínimo, en un piso de menos de 70 metros cuadrados hay que instalar un detector, pero si la vivienda supera esta superficie se recomienda instalar un segundo aparato cerca de la puerta de entrada, a no más de siete metros de distancia de ésta. Para las casas de varias plantas es necesario que haya, al menos, un dispositivo en cada piso.

No obstante, lo ideal es colocar varios detectores de humo en la vivienda, uno por cada 40 metros cuadrados, ubicando el primero de ellos, tal y como hemos comentado, en la entrada de la vivienda.

Respecto a las habitaciones, si dormimos con las puertas cerradas, es muy importante que instalemos un detector de humos por habitación. Si no es así, bastaría con uno en el pasillo cerca de los dormitorios.

La máxima protección vendrá proporcionada cuando se instale un detector en cada estancia.

Mantenimiento de los detectores de humo

El mantenimiento de un detector de humo es una tarea muy sencilla. Como comentábamos al principio de este artículo, un detector funciona con batería o con pilas que conviene cambiar una vez al año. Además, el detector dispone de un botón de comprobación en su parte central que hay que pulsar con regularidad para comprobar su correcto funcionamiento y que la alarma funciona.

Debemos limpiar el detector de humo con frecuencia, al menos, una vez al mes. Para limpiar el polvo de las ranuras se puede utilizar un aspirador o un cepillo y  para el interior un spray.

Aunque tienen una larga vida útil, lo ideal es que cambiemos los detectores de humo cada diez años.

Como conclusión podemos decir que un detector de humo en el hogar es una útil herramienta que puede salvar vidas a un coste muy bajo y con una instalación y mantenimiento muy sencillos.

Si necesitas asesoramiento para instalar un detector de humo en tu casa, llámanos al teléfono 916782878 o envíanos un correo a info@firext.es.